Thursday, March 12, 2015

MAESTROS DE AJEDREZ: PRIMERA GENERACIÓN EN MÉXICO

Son las 6 de la mañana. Aun esta oscura la calle de Allende, donde se encuentra la casona en que he pasado la noche, frente al edificio sede de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y antigua Cámara de Diputados, que hasta 1872 fuera recinto del célebre Teatro Abreu.
Calzo tenis, uso shorts y porto una sudadera azul, tan grande como desaliñada, pero que me permite caminar con las manos metidas en la bolsa del frente, a la altura del bajo vientre, mientras me dirijo hacia la Alameda Central, no sin antes detenerme en la esquina con Donceles y voltear a observar con detenimiento el frente inmenso, bellamente iluminado, majestuoso, del Teatro de la Ciudad de México, el originalmente bautizado como Teatro Esperanza Iris,  inaugurado por allá de 1918,  con la presencia del Jefe Máximo de la Revolución Mexicana, Don Venustiano Carranza. Escenario obligado de paso para todo espectáculo que a principios del siglo pasado, se propusiera alcanzar las marquesinas de Broadway, el éxito y la conquista del nuevo mundo moderno.
Por este recinto de 1,344 butacas, repartidas en un anfiteatro en el primer nivel y tres pisos elevados, además de balcones y gradas hasta la parte superior, muy cerca del plafón barroco, encima de los terciopelos rojos y las alegorías en dorado, que adornan el interior, han transitado artistas de la talla de Enrico Caruso, María Conesa, la bailarina Ana Pavlova, y ayer 10 de marzo de 2015, fue el sitial en donde nos hemos reunido más de mil Maestros en la Enseñanza del Ajedrez, de un total que suma 3 mil apóstoles (enviados, externos, intermediarios) y que constituimos la primera generación formada en México, por la Fundación Kasparov.
6:30 a.m. Me dirijo hacia la calle de Tacuba, paso enfrente del Palacio de Minería y contemplo azorado, como siempre, la bóveda brillante, dorada del Palacio de las Bellas Artes, detenido, por un momento, mientras cambia el semáforo, en la esquina de la avenida de Niño Perdido –siempre presente-, en el punto donde antes, cambiaba su nombre por el de San Juan de Letrán.
Cruzo y empiezo a trotar, pensando que en este día 11 de marzo mi Padre cumpliría 83 años y mientras el esfuerzo me hace olvidar el frio de la mañana, húmeda porque llovió en la noche del mes “loco otro poco”,  corro a buen ritmo, alrededor del perímetro de 1380 metros que mide la Alameda, y pienso en aquel día en que mi Pa’ me trajo de la mano a conocer la Librería de Cristal que ya no existe, pero que estaba en el costado oriente de la Alameda.
La visión de los ahuehuetes –hay uno de tronco tan retorcido y añejo que no dudo ha visto pasar el tiempo de los conquistadores españoles y luego los franceses y los norteamericanos- sauces,  álamos, acacias, son un bálsamo mágico que deja libertades para soñar con un México diferente al país que hoy en día se derrumba, se hunde, irremisiblemente, con fatalidad, corrupción y cinismo.
A cada zancada, en mis oídos repican como agujas, me recargan de adrenalina la sangre y me impulsan a mantener mi batalla personal contra los malos gobiernos en la microrregión en donde ahora vivo, al sur del estado de México: "Los gobiernos ya no son parte de la corrupción, el Estado es la corrupción", dijo González Iñárritu hace unos días, para confirmar que su cuestionamiento al Gobierno de México no había sido una ocurrencia al calor del Óscar recibido, sino el resultado de una reflexión calculada: más bien, la entrevista de Alejandro al diario la Reppublica del pasado domingo, es una respuesta al tuit idiota de Peña Nieto, en la hora de la entrega de los oscares. Días más tarde, Guillermo del Toro fue aún más lejos: "Me encantaría sentarme con la clase política y prenderles fuego para que hubiera voluntad histórica, no nomás voluntad de robar. A muchos de nosotros nos van a olvidar, pero a ellos, las chingaderas que hacen, las va a recordar la historia". Fernando del Paso, el laureado escritor de Noticias del Imperio, se lamentó porque "nuestra patria parece desmoronarse... algo se está quebrando en todas partes" y agregó: "Me da pena aprender los nombres de los pueblos mexicanos que nunca aprendí en la escuela, y que hoy me sé sólo cuando en ellos ocurre una tremenda injusticia"… son Tlatlaya y es Ayotzinapa, es Iguala o Ahuacotzingo, donde ayer apareció muerta con bestialismo otra mexicana más…
Un día antes.
La cita fue en el Teatro Esperanza Iris y la reunión convocada por la Fundación Kasparov, tenía como motivo, la entrega de las acreditaciones respectivas a los integrantes de la primera generación de profesores en la enseñanza del Ajedrez. Formación primigenia que arrancó a finales de octubre del año pasado y que constó de dos sesiones presenciales, primero a cargo del GMI Miguel Illescas y el segundo día, bajo la dirección del elegante y buen orador, mejor periodista e incansable promotor del Ajedrez en todo el mundo, Leóntxo Garcia. Un par de leyendas del mundo del Ajedrez, aunque de distintas maneras, porque si Miguel Illescas coordinó los trabajos de “Deep Blue” de la IBM, la supercomputadora que se enfrentó y venció por primera vez  al Campeón Gary Kasparov, lo hizo entre acusaciones de trampa y manipulación de resultados (idéntico, pienso, a lo que sucede en los procesos electorales en todo México). En cambio, el segundo, el Maestro Leóntxo, es todo un ejemplo, promotor, enamorado, convencido de que el Ajedrez es una actividad que reúne dos cualidades únicas: enseña a pensar y es muy divertido.
La reunión que contó con la presencia de representantes de la SEP, la UNAM, y del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el Doctor Miguel Mancera, fue interesante, aunque un poco abarrotada al final, al momento de entregar los documentos que certifican el conocimiento necesario, para que cualquier persona, aun sin haber jugado nunca antes al Ajedrez, esté en condiciones de enseñar, con pedagogía y mucha didáctica el juego del Ajedrez a niños,  pero también a jóvenes, adultos e incluso a comunidades indígenas.
La razón que anima y organiza este esfuerzo dirigido por el Maestro Iquíngari Carranza en México, es que el Ajedrez reúne una amplia, muy amplia gama de beneficios para toda la gente. No importa edad ni sexo, religión ni condición social. Reza un refrán hindú que “El Ajedrez es un mar en el cual un mosquito puede beber y un elefante puede bañarse”
Todo mundo tiene cabida en este espacio que ofrece garantías democráticas porque está al alcance de todos, económicas porque es muy barato practicarlo; no discrimina, como se puede ver en su naturaleza bicolor y porque ejercita al que lo practica en cuatro pasos indispensables para una buena vida, un buen ciudadano y un mejor mexicano: Pienso, Analizo, Evalúo y Decido.
Virtudes normales, formas racionales, condición feliz del ser humano, extraviadas… en el mundo de las bestias: nuevamente González Iñárritu atina a describir que en México  “Tenemos miedo porque no los vemos (las bestias). Podemos ir a un lugar a presentar una denuncia y el lobo puede estar ahí, pero no lo ves. Vivimos en una estepa”…
Sin embargo, es más grave aún que la corrupción económica que destilan, apestan quienes se apoderaron de la Presidencia y del Senado y del Congreso de la Unión. Los que compraron los votos que ahora califican como aceptable el ingreso de Medina Mora a la Magistratura de la Suprema Corte de Justica, el Máximo Tribunal y sede del poder Judicial del estado Mexicano, ni siquiera se detienen,  a pensar que con sus actos han provocado una escalada de violencia soterrada que se traduce, aparte del infierno criminal de horror y muerte, en el despojo indiscriminado, el graznido de urracas y cuervos que desde sus púlpitos defienden a cambio de la paga, la irracionalidad de sus amos y dueños.
Es una bolsa en donde lo mismo caben amigos que se han dejado seducir por la corrupción (“es que tengo que llevar dinero para la casa”… me dicen) que otros que no paran de despotricar en contra de Carmen Aristegui, y del Peje, claro, antes que nadie de Andrés Manuel López Obrador, de los izquierdosos. Entonces, es aquí, en este mundo de vergüenza y desesperación que se entienden por ejemplo, las palabras que escribe en su facebook el Diputado Noé Barrueta, precandidato a la Presidencia de Temascaltepec, por segunda vez en menos de diez años: dice Noé que lo pueden investigar (algo así, no es textual) porque no se ha hecho rico, tras los cargos públicos desempeñados. Entonces es momento de levantar las cejas y preguntarse si la camioneta de un millón y medio de pesos y la casona hermosa y cuidada, el palacete en San Andrés de los Gama de su propiedad ¿no son riquezas?... Porque no se parece en nada al patrimonio que orgullosamente comparte públicamente el ex presidente de Uruguay, el viejón José Mújica, aunque, sinceramente habría que aceptar –entendiendo a Noé Barrueta- que su patrimonio no es riqueza si se compara con la Casa Blanca de la “Gaviota”, la Casa de Malinalco de Videgaray o la casa en Ixtapan de la Sal del señor este “cuyo nombre no quiero ni mencionar, porque todo lo hace mal”, como diría y dice Raquel Tibol.
Así es como hay que entender al ex Alcalde de Temascaltepec: él es un pobre diablo. Así hay que ver la segura candidatura “planchada de Noé, que se suma a la candidatura para Diputada Federal de Ivette Bernal, solo por ser hija de Guillermina Casique, quien para no dejarla sola y quizás, para cuidar sus pasos (no vaya a dar un mal paso y no convide) se anticipa que la Madre ira por una candidatura plurinominal, por el Partido verde ecologista.
Es necesario reflexionar en las palabras de Fernando del Paso, hace unos días al recibir el Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria: “Lo único que no sé es en qué país estoy viviendo. Pero conozco el olor de la corrupción: dime, José Emilio: ¿a qué horas, cuándo, permitimos que México se corrompiera hasta los huesos? ¿A qué hora nuestro país se deshizo en nuestras manos para ser víctima del crimen organizado, el narcotráfico y la violencia?”.
González Iñárritu, Carlos Cuarón, ambos ganadores en años consecutivos del Oscar al Mejor Director, se suman a las declaraciones del poeta del Paso y del “chivo” Lubensky, de Guillermo del Toro. Son un frente abierto, tristemente criticados por epígonos al servicio del sistema y de las mafias. Amigos conocidos (adversarios desconocidos)  que se devanan los sesos en  tratar de demostrar a sus respectivos auditorios, que el premio otorgado por la Academia de Hollywood no es meritorio ni importante, sin atender ni leer el contenido de la sentencia eminentemente política de estos mexicanos valientes y enfáticos, que se han abierto las puertas del éxito –si comercial… si ya sé- sin depender nunca de las ayudas de los gobiernos… (“que apoyan cuando se les pide"… reza un cuate que no alcanza a “solucionar todavía su vida económica”… y así, pues nunca lo va a lograr.)
Agrega Guillermo del Toro, en el Marco del Festival de Cine de Guadalajara (¡si!... Rene Franco, -muchachita jota y maricona- ya sé que gritas en la radio que es un festival menor y en una ciudad que, según tú no lo es), sentencia el Director de El Laberinto del Fauno “que lo que atestiguamos es el triunfo absoluto del PRI: logró imponer sus valores al resto de la sociedad, o por lo menos a aquella parte de la sociedad que influye… la clase política en su conjunto ha hecho suya la moral del partido tricolor. Peña Nieto y sus funcionarios pueden cometer cualquier arbitrariedad sin temer mayor contratiempo. No sólo porque no existen los mecanismos de rendición de cuentas, sino porque ni siquiera hay una reprobación moral en los círculos sociales en los que ellos se mueven. Basta con que omita leer la prensa extranjera”
Es el caldo de cultivo donde especies nacidas de la corrupción, el chayote y del embute se sacan la lotería y son candidatos a cargos electorales, como vergonzosamente sucede en Tejupilco. Es inaudito que los varones tejones se empinen frente al dedo elector y se apresten a resignarse ante un niño nativo que destila pus por donde se le mire. Porque el PRI “ha convencido a las élites de las ventajas de chapotear en el lodo y de paso ha convertido la vida pública en un pantano infesto en el que todos ellos abrevan” (Jorge Zepeda Patterson)... vaya para todos los que se ostentan como “todos contra Lino” y por supuesto que para Lino mismo también…vergoña.
Viernes 13
Leontxo y Guillermo Garcia
Hoy debe salir publicado el periódico, y quiero dejar un mensaje diferente. Primero, es el que proviene de mi razón y naturaleza propia. Llevo 50 años de jugar al Ajedrez y nunca había tenido tan clara la maravilla que representa la práctica de este juego. El Ajedrez desborda la idea única del jugar y raya en la ciencia de lo complejo y el arte de la creación Que se vale de cuanta fuente de la inspiración puede ser usada para que la gente lo practique: puede ser a través del cine, la música, las matemáticas y la lectura, de la historia y las manualidades, el canto y la comunidad, la fraternidad, el respeto. Porque la práctica del Ajedrez  beneficia a la memoria (está científicamente demostrado que jugar al Ajedrez reduce a una insignificancia el peligro del Alzheimer a los adultos mayores) enseña a practicar el cálculo, desarrolla la imaginación, fomenta la conciencia crítica y autocrítica de cada cual; favorece la  autoestima, obliga a la  planeación, fortalece el razonamiento lógico, el pensamiento científico, es de gran ayuda para aprender a prever consecuencias, lo mismo que a calcular los riesgos, atiende a nuestra atención, dispara la creatividad, genera una dimensión exclusiva en os ajedrecistas que se llama cálculo espacial, genial en la  combatividad, el análisis, la comunión y la amistad.
Tan simple como el mensaje que pronunció mi tocayo del Toro: “Así que los jóvenes sólo tienen que chingarle” Es cosa de esforzarse, de ejercitar el cerebro, de profundizar en el inconsciente colectivo junguiano, rascar al iceberg de la humanidad, desafanarse de los valores que imponen los medios de comunicación.
De lo contrario “¡Cuidado! Cada hombre es una bomba a punto de estallar… Ya nadie puede ser vejado, ni aprehendido. Todos se niegan a combatir. En los más apartados rincones de la tierra, resuena el estrépito de los últimos descontentos… El tuétano de nuestros huesos está debidamente saturado. Cada fémur y cada falange es una cápsula explosiva que se opera a voluntad. Basta con apoyar fuertemente la lengua contra la bóveda palatina y hacer una breve reflexión colérica… 5,4,3,2,1 y el índice de adrenalina aumenta, se modifica el quimismo de la sangre y ¡cataplúm! Todo desaparece en derredor…
No hay más remedio que amarnos apasionadamente los unos a los otros”
(Juan José Arreola, poeta y extraordinario jugador de Ajedrez)

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