Monday, November 14, 2011

DAÑOS COLATERALES

Drug war victim

La muerte del Secretario de Gobernación Blake, se inscribe en la guerra por el control del narcotráfico, como medio para conquistar y mantener el poder político en México. Nunca antes cobro mas certeza la máxima del barón Karl Von Clausewitz, de que “la guerra es la política por otros medios” y de que el uso ilimitado de la fuerza y reglamentada por la sangre, con el propósito de someter la voluntad del adversario, es el destino en que se ha embarcado a toda la nación mexicana, a partir de 1994 con la firma del TLC con EUA.
Es el poder económico el que asume o termina con los candidatos a gobernar. Es la preeminencia de los principios oligarcas que convierten a la ganancia monetaria, en la parte superior de un estado. Es el abandono de la constitución republicana y la transmutación en fantasías de la democracia, siempre manipuladas por la existencia de riquezas que compran votos, publicidad y armas de fuego. La caída del helicóptero Súper Puma “que estaba resguardado por el Estado Mayor Presidencial” –y allí Felipe Calderón da pistas- es el ultimo eslabón de una cadena que inicia con el asesinato del Cardenal Posadas en Guadalajara, se hace patente de corso el 23 de marzo en Lomas Taurinas, con el sacrificio de Luis Donaldo Colosio y remata las reglas del juego, del nuevo modo de pactar la cosa pública, con la ejecución a mansalva del Secretario General del PRI José Francisco Ruiz Massieu.
Con el cambio de gobierno, a las manos del PAN, han cambiado los métodos pero no la claridad meridiana de los objetivos y las advertencias. La muerte el 21 de septiembre de 2005 del Secretario de Gobernación, Ramón Martin Huerta inaugura las ejecuciones tecnológicas y demuestra los alcances del poder bélico de los enemigos, agazapados, invisibles. Junto con el mejor amigo de Vicente Fox, murió Tomas Valencia, comisionado de la PFP y los hechos derivados de las investigaciones han sido declarados bajo reserva por 12 años.
El gobierno ilegitimo de Calderón creyó que una batida en contra de los cabecillas visibles, del trafico de drogas era entonces indispensable para sobrevivir en el puesto que usurpa desde 2006. Las muertes de Juan Camilo Mouriño y ahora de Blake demuestran absolutamente lo contrario y abren un peligrosísimo expediente de lo que se puede prever y esperar para el porvenir cercano. Nuevamente, tras un breve interregno de Ramírez Acuña en la secretaria primogénita del sistema político mexicano, el ascenso del socio, confidente, intimo, compadre, Juan Camilo como Secretario de Gobernación, planteo una estrategia política entremezclada además con el destino de la producción y las reservas de petróleo y el resultado fue el aparatoso accidente, profundamente simbólico, por haber sucedido en el corazón de la capital de la republica, a unos metros de los Pinos, residencia del Presidente y casi encima de la estatua que conmemora y recuerda la Expropiación del Petróleo. Pero quizás lo más significativo, además de haber “bajado” a la conciencia y ánima calderoniana, fue que en el avión en que viajaba Juan Camilo, le acompañaba Santiago Vasconcelos, el personaje central en la tragedia guerromaniaca que ha invadido México. Santiago Vasconcelos había sido destituido del cargo de Comisionado en la lucha contra el narcotráfico y quizás el haya sido el objetivo real y Mouriño el tándem mediático.
Le llaman incesto político al estilo con que mantiene el poder Felipe Calderón y resulta tan preciso que la designación de Blake al frente de Gobernación, provino de una relación estrictamente de amistad, sin antecedentes, experiencia ni cualidades para ocupar tan importante cargo. “Nunca vocifero” dijo Felipe Calderón en el duelo desmedido con que se despidió a este gris funcionario. Nunca hablo, nunca participo, nunca supo nada o quiso saber, habría que agregar. Blake, quien reemplazo al abogado Gómez Mont, muere el viernes 11-11-11, dos días después que se anuncia la captura de Ovidio Limón, operador –dicen- muy importante del Chapo Guzmán.
Fallece el tercer secretario de Gobernación en la era de de las presidencias del PAN, caso nunca antes visto desde que Héctor Pérez Martínez muriera como Secretario de Gobernación de Miguel Alemán Valdez hace mas de 50 años. Muere además el tercer amigo personal del que ocupa la Presidencia de México, y para coronar las cadenas de desaciertos, las policías se lanzan sobre un tuitero. No entienden, no aprenden.
Crónica de una muerte anunciada, en viernes para disolver el impacto en la opinión pública, no así para aglutinar a la “casta” política que se ve retratada en el teatro de la guerra. Allí estuvieron, en el Campo Marte, otra vez. Homenaje de Estado, disparos de cañones, otra vez ¿Por qué? Tras la guardia de honor y el toque de queda que hicieran Calderón, el titular de las fuerzas armadas, los líderes de los poderes Judicial y Legislativo y el gobernador de Baja California. Allí estuvo casi todo el gabinete completo, salvo la canciller y casi todos los gobernadores del país, alcaldes, líderes de ambas cámaras, el titular de la Corte y los aspirantes a la Presidencia Marcelo Ebrard, Enrique Peña Nieto, Ernesto Cordero, Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota, salvo por supuesto el único candidato real, Andrés Manuel López Obrador. No faltaron, por supuesto, los empresarios Emilio Azcárraga, Olegario Vázquez, Ernesto Rivera Aguilar (TELEVISA-Excélsior-Sol-IMAGEN). A Rubén Moreira y su hermano Humberto los separaron sin querer. El gobernador electo de Coahuila y el presidente del PRI, respectivamente, quedaron bastante distantes, aquél al lado del presidente del INEGI, Eduardo Sojo, y éste de Alejandro Poiré, director del Cisen…




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