Thursday, August 25, 2011

BENY MORE, EL BÁRBARO DEL RITMO

Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez (Santa Isabel de las Lajas, 24 de agosto de 1919 - La Habana, 19 de febrero de 1963), conocido como Beny Moré o el Bárbaro del Ritmo, fue uno de los más grandes cantantes y compositores cubanos. Moré fue un maestro en todos los géneros de la música cubana, pero destacó particularmente en el son montuno, el mambo y el bolero. Con motivo de un aniversario más de su natalicio, en esta segunda quincena de agosto, se ha organizado un merecido tributo en su tierra natal, provincia de Cienfuegos, con una peregrinación de amigos y familiares, hacia donde yacen sus restos. Asimismo, como parte del homenaje se realizarán una parranda campesina, exposiciones de libros, artesanía y un bailable en la plaza que lleva el nombre del cantante, autor de un canto monumental a la libertad, el amor a la patria y el donaire del poeta en “¿Qué te parece Cholito?”
Moré, quien murió a los 44 años, siempre mostró vocación para la música. En 1935, cuando tenía 16 años, formó parte de un primer grupo musical y al año siguiente viajó a La Habana, en donde por cuatro años sobrevivió tocando y cantando en bares y cafés. Fue con el conjunto Matamoros, del que se convirtió en primera voz, con quienes viajó a México en 1945, a donde empezó a presentarse en dos cabarets famosos y grabó varios discos. Tiempo después, el conjunto regreso a La Habana, pero Moré permaneció en nuestro país, y fue en este momento cuando cambia de nombre y adopta el Benny Moré. Más tarde formó el dueto Fantasma, con Lalo Montané. Grabó para la RCA junto con la orquesta de Mariano Mercerón, los temas "Me voy pa´l pueblo" y "Desdichado" , así como "Bonito y sabroso", "Mucho corazón" "Pachito Eche" y "Ensalada de Mambo" con Pérez Prado. A finales de los años 50 era una estrella en México, Panamá, Colombia, Brasil y Puerto Rico, pero casi desconocido en la isla. Dos años después grabó con la Orquesta Aragón, y decide ser acompañado por ésta agrupación, aunque después da forma a su Banda Gigante, cuyos primeros integrantes fueron los inmortales Cabrerita (piano), Miguel Franca, Santiaguito Peñalver, Roberto Barrete, Celso Gómez, y Virgilio (saxofones).
Aquí debería comenzar entonces la historia que quiero contar (hay quien dice que existen dos tipos de críticos del Bárbaro del Ritmo: los que escriben su nombre con una “n” como debe ser y los que escriben Benny, como el músico gringo Benny Goodman). Porque para mí, el mundo tomo un sentido diferente en aquellos tiempos de fiesta y alegría, de familias y parientes, de reuniones, de vecinos de la “cuadra” del barrio o de la colonia, para bailar los mejores ritmos de Beny More. Era aquel estereofónico de gran mueble, con sintonizador de radio y de tornamesa, que recorría los círculos a velocidades de 45 y 33 revoluciones por minuto. Y entonces comenzaba la danza, el sudor, las contorsiones que dejaban en la fantasía del cine, esa experiencia que la realidad supero siempre con mucha distancia todo lo conocido. Fue el Beny More de aquella portada del LP “Bárbaro del Ritmo” la de un brujo antillano, tomando a una gallina del pescuezo y coronado con un par de cuernos, desnudo y colgado de múltiples collares pendientes del cuello. Muchos ignoraban que Beny More descendía de una estirpe africana y que su tatarabuelo, Gundo, era descendiente del rey de una tribu del Congo que fue capturado a los nueve años por traficantes de esclavos y vendido al propietario de una plantación cubana, llamado Ramón Paredes. Gundo pasó a llamarse entonces Ta Ramón Gundo Paredes. Al pasar a ser propiedad del conde Moré, dueño del central La Santísima Trinidad, se le cambió el nombre a Ta Ramón Gundo Moré. Posteriormente fue emancipado y murió como liberto a la edad de 94 años. El apellido del tatarabuelo materno se conservó para todos los descendientes maternos.
Beny Moré no es sólo el músico más grande y genial que ha nacido en Cuba, sino también el lugar común que todos los cubanos comparten. Es el único músico que todo el mundo sigue escuchando y del que conoce anécdotas, que gusta por igual a todos. El que ha logrado lo imposible, algo que no han podido los políticos de ningún bando, que es unir a una nación entera. A intelectuales y a revolucionarios; a comunistas y a anticomunistas; a un habanero y a un santiaguero. A través de sus canciones que disfrutaron generaciones enteras, el Beny dirigió el rumbo de la música nacional, y el resto de los músicos y sin excepción --la Orquesta Aragón, Olga Guillot, Mariano Merceron, Celia Cruz-- siempre estuvieron un paso o dos detrás de él. El Beny es, además, el mito de un ídolo que se transforma en símbolo del país.
Cuando murió (una fecha que tal vez divide la música cubana en antes y después), nada volvió a ser igual, como si con él se hubiera muerto también la espontaneidad de la música cubana. A partir de entonces se acabó con la bohemia de los artistas de clubes y cabarets, con las madrugadas llenas de boleros y guarachas, en cualquier bodega con discos de Daniel Santos y Bienvenido Granda. Al ritmo tarareado de “pero qué bonito y sabroso bailan el mambo los mexicanos” Con un vaso de cerveza y el cubilete listo para apostar… “tienes que tomar una sopa de pichón”
En 1946 Benny Moré se casó con la enfermera mexicana Juana Bocanegra Durán y su padrino de boda fue nada menos que Miguel Aceves Mejía. Con Dámaso Pérez Prado grabó "Bababarabatiri, Anabacoa, “María Cristina me quiere gobernar y yo le sigo, le sigo la corriente”… y Pachito eche entre otros temas. Con Pérez Prado grabó también "Dolor carabalí", que el propio Benny Moré consideraba su mejor grabación con el rey del mambo, y no quiso nunca volver a grabar.
Aunque a finales de 1950 regresó a Cuba, Beny More marco una época en México que aun sobrevive. Creador de un estilo, genial. Beny More, a diferencia de otros “gusanos” regreso a su Cuba Libre, a sobrevivir en su patria en guerra no declarada contra los yanquis, quienes aun no perdonan que hayan sido despojados de los casinos, burdeles, garitos y lupanares que la Revolución ha transformado en escuelas, medicina, educación, ajedrez y deporte, mucho deporte…

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